Introducción
El cambio climático ha traído consigo una creciente frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos: olas de calor, lluvias torrenciales, inundaciones repentinas o tormentas eléctricas intensas. Preparar tu hogar frente a estas situaciones no solo es una medida de seguridad, sino una inversión en tranquilidad.
Riesgos más comunes y cómo prevenirlos
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Olas de calor: Asegúrate de que tu hogar tenga buena ventilación cruzada. Instala cortinas térmicas, y si es posible, coloca ventiladores o aire acondicionado. Mantén reservas de agua potable y aprende a identificar síntomas de golpe de calor.
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Inundaciones: Si vives en una zona de riesgo, eleva los electrodomésticos y muebles importantes. Utiliza válvulas de retención para evitar el reflujo de agua del alcantarillado. Ten a mano sacos de arena o barreras hidráulicas temporales.
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Tormentas eléctricas: Desconecta equipos electrónicos durante tormentas intensas. Instala protectores de sobretensión y revisa la estructura del tejado, ventanas y puertas.
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Viento fuerte: Asegura objetos sueltos en el exterior (macetas, sillas, antenas). Refuerza puertas y ventanas si es necesario, especialmente si se trata de estructuras antiguas.
Preparación general del hogar
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Kit de emergencia doméstico: Incluye linternas, pilas, botiquín, agua, alimentos no perecederos, documentos importantes, radios de manivela y cargadores portátiles.
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Comunicación: Mantén una lista de contactos de emergencia (familia, vecinos, servicios públicos). Define un punto de encuentro en caso de evacuación.
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Mantenimiento preventivo: Limpia canaletas y desagües regularmente. Asegúrate de que las ventanas cierren bien y que el tejado no tenga goteras.
Educar a la familia
No basta con tener el hogar listo. Todos los miembros del hogar, incluidos niños y personas mayores, deben saber qué hacer ante una alerta meteorológica. Practica simulacros sencillos y asegúrate de que todos conozcan la ubicación de suministros clave.
Conclusión
El clima extremo ya no es algo lejano o esporádico. Adaptar nuestro hogar a esta nueva realidad es una responsabilidad individual y colectiva. Con pequeñas acciones, podemos reducir riesgos y proteger lo más importante: nuestra vida y la de quienes nos rodean.